Metamorfosis

El miro hacia el cielo, al hacerlo, una hoja resbalo por su frente. No era otoño, pero la hoja cayo, pensó que estaba seca. El la tomo y al hacerlo se dio cuenta de que no era una hoja.
Súbitamente le llego un pensamiento, como un deyabú, él estaba seguro de que ya había vivido lo que estaba pasando, cerro los ojos…
Ella se movía lentamente, poco a poco sentía como su cuerpo empezaba a ganar fuerzas, sentía la libertad, tenía que salir lo más pronto posible, le urgía sentir el aire fresco nuevamente.
Había dormido ya por mucho tiempo, se sentía distinta, tenía hambre, pensaba que sería capaz de devorar todo lo que se encontrará a su paso, en pocas palabras, se sentía magnifica.
Seguía luchando con todas sus fuerzas, aunque sus movimientos eran torpes, en cada movimiento sabía que se acercaba al final. De pronto, sintió que todo en ella había cambiado, se había transformado.
Supo de inmediato que el sentimiento que la albergo por mucho tiempo era realidad, algo había cambiado, sabía que ahora si conocería la libertad, ya nunca más se arrastraría por las hojas y las ramas de los álamos.
Nunca se derrotaba, pero ya estaba muy agotada, los movimientos se habían vuelto aun más lentos y poco a poco veía que la libertad se diluía, se alejaba. Ya había visto la luz del sol, la cegó por un instante. Todavía seguía atada de los pies y la parte inferior de su cuerpo.
En un instante, todo término, ella cayo al vacío... estaba exhausta, ni siquiera sintió el momento en que se libero... desmayo.
…pasaron algunos segundos, el abrió los ojos y la vio en la palma de su mano, era una mariposa, acababa de renacer...
Ella abrió los ojos, lo miro, pero no pudo distinguir nada. Aun así, ella se sentía segura, protegida, sabía que todo había terminado, mejor dicho, había empezado bien.
Ya para entonces ella había recuperado un poco la fuerza, vatio sus alas unas cuantas veces y entonces, ella se dejo caer a la nada. De pronto se vio suspendida en el aire, ella voló hacía la cara de él, lo reconoció.
Se miraron un instante, fue suficiente. Ella voló hacía donde se pone el sol, quizás fue el viento. Después, ella desapareció en la lejanía del cielo enrojecido, agotado misterioso...
El pudo recordar lo vivido, sin darse cuenta, por sus pómulos derramaban lágrimas, pero él no estaba triste...
3 Comments:
Nuevamente:
¡Genial!, aunque triste....
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Anónimo, at 11:41 a.m.
hay una novela con el mismo nombre de Kafka...esta padriuris...igual lo siento...igual lo senti...:-)
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Anónimo, at 1:46 p.m.
Al final creo que la muerte no más que un nuevo comienzo, me gusta
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Unknown, at 9:05 a.m.
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